Un nuevo informe publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha encendido las alarmas en el panorama laboral chileno. La tasa de desempleo alcanzó un 8,8% durante el trimestre febrero-abril de este año, rompiendo con una tendencia de descensos que se había mantenido durante un año completo.
Este repunte en la desocupación refleja un cambio en la dinámica del mercado laboral: aunque más personas ingresan a buscar empleo, el número de nuevos puestos creados no logra seguir el mismo ritmo. En concreto, mientras la fuerza de trabajo creció en 0,6%, el número de personas con empleo apenas subió un 0,2%. Esta brecha ha resultado en un aumento del número de personas sin trabajo en más de 37 mil respecto al año anterior.
Especialistas señalan que este fenómeno es común cuando la economía se desacelera, pero también puede deberse a cambios estructurales, como la automatización o la transformación del empleo informal.
Desde el gobierno no tardaron en pronunciarse. Voceros del Ministerio del Trabajo aseguran que este aumento no es sorpresivo y forma parte de una «transición necesaria» hacia un mercado laboral más sólido y formal. Sin embargo, sectores de la oposición han criticado duramente la gestión económica del Ejecutivo, acusándolo de “falta de reacción” y “reformas que no generan empleo”.
En un contexto económico global complejo, con señales de desaceleración regional, Chile enfrenta el reto de proteger su estabilidad laboral sin renunciar al objetivo de mejorar la calidad del empleo. La reciente cifra del INE, más allá del número en sí, es un llamado de atención sobre la necesidad de políticas públicas ágiles, inclusivas y sostenibles que respondan al nuevo rostro del trabajo en el país.
Fuente: The Times en español